viernes, 12 de abril de 2013

UN POZO

Si yo, que estuve loco, ahora puedo
decir de mí insanía
es gracias al amor. Pero los años
vividos en desgracia
son un pozo en penumbras del que a veces
salen turbios fantoches
que atacan y se van. De los amigos,
de los que así llamaba,
muy pocos se probaron resistentes
a verme hecho un guiñapo,
y muchos hoy me evitan. ¿Es que para
los salones de turno
uno puede hacer culto de franceses
a la moda que tratan
de lo anormal, y es norma, pero cuando
los más, y no exceptúo
al universitario, tienen que
tratar con el demente
retroceden, asqueados? Lo real:
un muro inexorable
aísla al que se hundió de los normales.
No eran falsos amigos,
mascullo: no pudieron soportar
la mutación. Y el pozo
nació, me digo, para atemperar
ese puñal: que pocos
permanecieron a mi lado cuando
me convertí en un negro
"andrajo autistizado".

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