Los escrutamos, con
creciente equidistancia
y luego hastío, desde
la más temprana edad
hasta que, por palparlos
alguna vez de fuego,
y después es más fácil,
y cada vez peor,
concluimos --¡y es como
renegar de los dioses!--
que los libros en nada
nos afectan. Es otra
ahora la aventura:
nuestra impía mirada
los disecciona. Yo
que inapelable falla
porque piensa que asiste
a una gresca "importante";
sólo por ser nosotros
los que la provocamos.
Amaestrada bestia.
miércoles, 30 de enero de 2013
viernes, 18 de enero de 2013
YO ERA EL MUERTO
Yo era el muerto, y latía
secamente en la noche
mi corazón, y un soplo
negado era la vida.
Y los otros --¡los otros!--
se erguían como mármol
vaciado, y el silencio
era espanto y ciclamen.
Y estaba muerto, y era
la crueldad lo debido:
desollarme inclemente,
vagar frente a los otros.
Secamente latía
mi corazón, y llaga
supurante era amar
su mármol en la noche.
secamente en la noche
mi corazón, y un soplo
negado era la vida.
Y los otros --¡los otros!--
se erguían como mármol
vaciado, y el silencio
era espanto y ciclamen.
Y estaba muerto, y era
la crueldad lo debido:
desollarme inclemente,
vagar frente a los otros.
Secamente latía
mi corazón, y llaga
supurante era amar
su mármol en la noche.
martes, 15 de enero de 2013
A MÁS DE MIL KILÓMETROS
Y me faltás. Y estás
a más de mil kilómetros.
Y la semana encalla.
Y la noche se estira.
Y el año que vivimos
lo es todo y sin embargo
--injusticia; temblor--
se esfuma, se diluye,
y mi pecho se ahonda.
Esta casa me sobra:
porque no estás. Herido:
nada sé de tus labios,
de tu risa, de tu
salvaje cabellera,
azabache que ardía.
Soy un mar que padece:
luna de mi marea.
Cuerpo, y voz, e incompletos
minutos, y sentirte:
a más de mil kilómetros.
Y la semana encalla.
Y la noche se estira.
a más de mil kilómetros.
Y la semana encalla.
Y la noche se estira.
Y el año que vivimos
lo es todo y sin embargo
--injusticia; temblor--
se esfuma, se diluye,
y mi pecho se ahonda.
Esta casa me sobra:
porque no estás. Herido:
nada sé de tus labios,
de tu risa, de tu
salvaje cabellera,
azabache que ardía.
Soy un mar que padece:
luna de mi marea.
Cuerpo, y voz, e incompletos
minutos, y sentirte:
a más de mil kilómetros.
Y la semana encalla.
Y la noche se estira.
jueves, 10 de enero de 2013
UNA MIRADA LIMPIA
Es innegable. Soy
feliz. La madrugada
late, como una fruta
que pende. Digo: "aljibe
de la casa paterna,
y el magnolio, entre sombras".
Digo: "amor, allá lejos,
descansando de todo
lo que es ciudad, trabajo".
Digo: "cuerpo, y sudor,
y beber; y la casa,
en que se acrece --¡río!--
una intensa memoria".
Los versos pesarosos
¿para qué? ¿Cómo pude
dejar de ver el mundo,
que de continuo da
todo su ser al ser?
¿Qué pasó que, apagado,
disminuido, enfermo,
cuando rozaba vida
retrocedía, idiota?
Regué el jardín, y el perro
jugó conmigo; y esto
siempre estuvo al alcance
de la mano. Saber,
al menos por un rato,
que el Paraíso es eso:
una mirada limpia
y el corazón en calma.
feliz. La madrugada
late, como una fruta
que pende. Digo: "aljibe
de la casa paterna,
y el magnolio, entre sombras".
Digo: "amor, allá lejos,
descansando de todo
lo que es ciudad, trabajo".
Digo: "cuerpo, y sudor,
y beber; y la casa,
en que se acrece --¡río!--
una intensa memoria".
Los versos pesarosos
¿para qué? ¿Cómo pude
dejar de ver el mundo,
que de continuo da
todo su ser al ser?
¿Qué pasó que, apagado,
disminuido, enfermo,
cuando rozaba vida
retrocedía, idiota?
Regué el jardín, y el perro
jugó conmigo; y esto
siempre estuvo al alcance
de la mano. Saber,
al menos por un rato,
que el Paraíso es eso:
una mirada limpia
y el corazón en calma.
sábado, 5 de enero de 2013
HUBO DÍAS FELICES
Apareció muy poco
en mis poemas la
amistad. Resentido
que cultiva pesares,
apenas si dejé
constancia de mis dos
y ahora tres hermanos
en la vida. En la fresca
mañana --ya llovió,
ya los pájaros callan,
ya los autos transitan
su deber-- miro lejos
a través de los años
y encuentro su presencia,
sabedora de mí,
de lo poco que soy
y que les basta. Amor:
la soledad no ha sido
tan gravosa, exagero
sin duda cuando te hago
relación retorcida
de lo vivido: siempre
una mano discreta
benigna me amparó
y franca. Lo demás,
te diría, que se
diluya en el olvido.
en mis poemas la
amistad. Resentido
que cultiva pesares,
apenas si dejé
constancia de mis dos
y ahora tres hermanos
en la vida. En la fresca
mañana --ya llovió,
ya los pájaros callan,
ya los autos transitan
su deber-- miro lejos
a través de los años
y encuentro su presencia,
sabedora de mí,
de lo poco que soy
y que les basta. Amor:
la soledad no ha sido
tan gravosa, exagero
sin duda cuando te hago
relación retorcida
de lo vivido: siempre
una mano discreta
benigna me amparó
y franca. Lo demás,
te diría, que se
diluya en el olvido.
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