Y sí: poquita cosa
era la poesía.
¿Te acordás? La profunda
emoción que sentiste
al leer tal historia...
El amor a los libros
que tu madre traía
del Centro, esos usados,
desmesurado amor...
Y poco más, ¿no cierto?
Lo de Handke, la Musa
que le dice que apenas
una voz, sus palabras
--esas menesterosas--,
es el poema: voz
como la de cualquiera,
pero tuya. Y quisiste
ser eso: vos: abrir
la boca, balbucear
un poco de lo tuyo
en el papel... Palabras,
nada más que palabras.
Como las de tu madre,
a fin de mes --y duelen,
y te callás--: "¿te queda
aún dinero?". Como
las de cualquiera, cuando
te conoce y pregunta
a qué te dedicás.
lunes, 29 de julio de 2013
viernes, 19 de julio de 2013
MARES DE LA ESCANSIÓN
Ahora que las pulgas se retractan y duermen
y que los alces, duchos en consumir las aguas
leteas, se empecinan en remedar mis modos,
tranquilos y pausados como viejos alfanjes,
yo silbo un estribillo de dunas o de insectos
y me calzo diademas que monjes aprontaron.
Y los álamos gordos se distienden sin gracia,
y los perros de jade ladran impunemente
en medio de un fonema que, lejos de lucir,
supura una oración de retoños sin dueño
que, a medida que el numen de los cuatro suplicios
en que jugué se esboza, desacomoda rostros.
Mares de la escansión: los sillones y lizas
se guardan, divertidos, al tiempo que las moras
esparcen, despeinadas, turgentes, su carbunclo
por nadie más que por el Albo, su mirilla.
Mares sin solución: cornucopias celestes
manotean sus bolsos y parten: panorama
que se finge retráctil, y que suspira almejas,
y que cae, abrasivo, frente a aquel mostrador.
y que los alces, duchos en consumir las aguas
leteas, se empecinan en remedar mis modos,
tranquilos y pausados como viejos alfanjes,
yo silbo un estribillo de dunas o de insectos
y me calzo diademas que monjes aprontaron.
Y los álamos gordos se distienden sin gracia,
y los perros de jade ladran impunemente
en medio de un fonema que, lejos de lucir,
supura una oración de retoños sin dueño
que, a medida que el numen de los cuatro suplicios
en que jugué se esboza, desacomoda rostros.
Mares de la escansión: los sillones y lizas
se guardan, divertidos, al tiempo que las moras
esparcen, despeinadas, turgentes, su carbunclo
por nadie más que por el Albo, su mirilla.
Mares sin solución: cornucopias celestes
manotean sus bolsos y parten: panorama
que se finge retráctil, y que suspira almejas,
y que cae, abrasivo, frente a aquel mostrador.
lunes, 8 de julio de 2013
LAS CUARENTA
Un narrador amigo,
cultor de las guitarras
a lo Fripp (ese inglés
que lidia con el caos
metronómicamente),
al ver que todavía
permito que me corran
con roncas utopías
y reclamos eternos
los últimos reductos
de la Izquierda, coloca
en sus mails argumentos
irrefutables (ha
escuchado lo mío
y desde ahí me escribe)
con los que me señala
que no soy yo al torear,
al salivar. El punto
que me marca no tiene
nada que ver con que
no tendría que hablar,
en los poemas, de
la maldita política,
sino que insistiría
en adherir, borrego,
a una Verdad omnímoda
e inverosímil a estas
alturas de la vida:
gran fantasma que sigue
fustigando, apurando:
la vanguardia rebelde,
juvenil, explosiva
y vehemente a que
no dejo de adherir
medrosamente, cruel
moral de pertenencia.
¿Qué le puedo decir
a ese que me conoce?
Todo depende apenas
del famoso parate:
si me viera las canas
en el espejo... Si
dejara que la edad,
podando, mejorando,
se metiese también
con mis ideas, vagas,
adolescentes... (¡Oh!
¡Ya rondo los cuarenta!)
cultor de las guitarras
a lo Fripp (ese inglés
que lidia con el caos
metronómicamente),
al ver que todavía
permito que me corran
con roncas utopías
y reclamos eternos
los últimos reductos
de la Izquierda, coloca
en sus mails argumentos
irrefutables (ha
escuchado lo mío
y desde ahí me escribe)
con los que me señala
que no soy yo al torear,
al salivar. El punto
que me marca no tiene
nada que ver con que
no tendría que hablar,
en los poemas, de
la maldita política,
sino que insistiría
en adherir, borrego,
a una Verdad omnímoda
e inverosímil a estas
alturas de la vida:
gran fantasma que sigue
fustigando, apurando:
la vanguardia rebelde,
juvenil, explosiva
y vehemente a que
no dejo de adherir
medrosamente, cruel
moral de pertenencia.
¿Qué le puedo decir
a ese que me conoce?
Todo depende apenas
del famoso parate:
si me viera las canas
en el espejo... Si
dejara que la edad,
podando, mejorando,
se metiese también
con mis ideas, vagas,
adolescentes... (¡Oh!
¡Ya rondo los cuarenta!)
lunes, 1 de julio de 2013
UN GOLPE SORDO
¿Y el país? ¿Se lo ve
desde mi casa? ¿No es,
como quien dice, presa
reservada a la tele,
a la radio? ¿No baila
en Facebook como flyer
--cool o choto: barato--?
¿No es emoción pedorra,
regurgitable? ¿Le
debo versos? Me asomo
a la noche del patio
para fumar un pucho,
para andar bajo el frío
del invierno. Con pan
y sin trabajo pago,
siento que no hay país;
que esto es un laberinto
con fronteras más grandes
y más chicas. Y pienso
que durar sin chistar
por deporte no es cosa
objetable... "Qom, qom",
golpea en la mitad
del poema, "qom, qom",
el parche del cultrum.
Como si, más allá
de la farsa en que estamos,
algo dijera: "hay sangre
derramada acá cerca:
en el país", por más
que en mi casa se escuche
tan sólo un colectivo
que pasa. Como si
la pregunta trajera
un golpe sordo --"qom"--
que en la noche restalla:
más allá de esta muelle
duración descreída.
desde mi casa? ¿No es,
como quien dice, presa
reservada a la tele,
a la radio? ¿No baila
en Facebook como flyer
--cool o choto: barato--?
¿No es emoción pedorra,
regurgitable? ¿Le
debo versos? Me asomo
a la noche del patio
para fumar un pucho,
para andar bajo el frío
del invierno. Con pan
y sin trabajo pago,
siento que no hay país;
que esto es un laberinto
con fronteras más grandes
y más chicas. Y pienso
que durar sin chistar
por deporte no es cosa
objetable... "Qom, qom",
golpea en la mitad
del poema, "qom, qom",
el parche del cultrum.
Como si, más allá
de la farsa en que estamos,
algo dijera: "hay sangre
derramada acá cerca:
en el país", por más
que en mi casa se escuche
tan sólo un colectivo
que pasa. Como si
la pregunta trajera
un golpe sordo --"qom"--
que en la noche restalla:
más allá de esta muelle
duración descreída.
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