lunes, 1 de julio de 2013

UN GOLPE SORDO

¿Y el país? ¿Se lo ve 
desde mi casa? ¿No es, 
como quien dice, presa 
reservada a la tele,
a la radio? ¿No baila
en Facebook como flyer
--cool o choto: barato--? 
¿No es emoción pedorra,
regurgitable? ¿Le 
debo versos? Me asomo 
a la noche del patio
para fumar un pucho, 
para andar bajo el frío 
del invierno. Con pan
y sin trabajo pago, 
siento que no hay país;
que esto es un laberinto 
con fronteras más grandes
y más chicas. Y pienso 
que durar sin chistar
por deporte no es cosa
objetable... "Qom, qom", 
golpea en la mitad 
del poema, "qom, qom", 
el parche del cultrum. 
Como si, más allá 
de la farsa en que estamos,
algo dijera: "hay sangre
derramada acá cerca:
en el país", por más 
que en mi casa se escuche
tan sólo un colectivo 
que pasa. Como si 
la pregunta trajera
un golpe sordo --"qom"-- 
que en la noche restalla: 
más allá de esta muelle
duración descreída. 
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario