martes, 9 de abril de 2013

NO ME HAGAS CASO

¿Por qué renunciaría
a tus manos, a sus 
ricos dones, que colman
de alegría mis tardes? 

Y sin embargo, huero 
me siento, y me imagino
alejándome de
las calles y los hombres. 

Un mal momento, amor, 
un temblor insidioso: 
ya me veo enclaustrando 
nuevamente este cuerpo. 

¿Razones? No las hay.
A no ser un penoso 
desasosiego, un turbio
humor, y oscuro, y arde. 

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