martes, 13 de noviembre de 2012

EL LECTOR ÁGRAFO

El loco confecciona 
textos cuya sintaxis 
produce un simulacro 
de coherencia. No 
dice nada, no busca 
decir nada. Como un 
caleidoscopio son 
las palabras que agrupa 
--alternancia y contraste--, 
su modo de gozar. 

Goce especializado 
en una verba absurda 
y funcional: atrás 
quedó la depresión, 
y, como ya no hay nada 
que decir, se entretiene 
con ese hacer maquínico, 
que mucho se parece 
al de los académicos. 

¿O es que en el fondo cree 
que él también lo es, y está
previsor, acopiando 
--Jardín de las Delicias-- 
curiosidades varias 
para cuando los doctos 
lo rescaten, lo estudien

El loco se sorprende: 
la falta de sentido, 
y encima bien llevada, 
es como un ciego que 
vegetara, postrado, 
y con guita, y feliz. 

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