Hace calor, mi vida. Descubriste
ayer el Candy Crush y van dos días
sin que te canses de jugarlo. Son
millones, quizá miles de millones
ahora mismo los que, hipnotizados,
exangües, lo ejecutan. Por mi parte,
toqué el violín, leí, me entusiasmé
con minúsculas cosas. Ese grillo,
que canta y canta, por ejemplo, ahí
nomás, y todo lo que late, pleno
y no por ello eufórico, sereno
como canoas grávidas flotando
en medio del presente: Mare Nostrum.
Y no hay problema: nos encontraremos
dentro de un rato, en el sommier, y te
diré que estás más linda que la noche,
y vos sonreirás, y jugaremos
a las palabras que no tienen forma
y que sólo nosotros valoramos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario