martes, 11 de diciembre de 2012

PASADA CIÉNAGA

Te contaba hace un rato, 
amor, de aquellos años 
de depresión. De estar 
muerto para los otros.
Para la vida. Ahora 
dormís, y de esa época
sin horizonte, cieno
que no latía, poco
regresa. Me avergüenza
contarte --¡en serio!-- que
lo más deseable en ese 
infierno era esperar 
dormirme: algunas veces 
--eso: pocas-- lograba 
despertar sin odiar. 
(Un odio universal;
y ese odio se volvía
siempre contra mí mismo.) 
No podría, no sale 
recordar: se esfumaron,
como una mala espuma 
que el tiempo consumió
sobre las pìedras, esos 
años viles. Ahora,
digamos, la peleo.
Tengo buenos motivos
--vos sabés--. "Agonía. 
Agonía", escribió 
García Lorca. "Sueño. 
Fermento. Sueño." Qué 
ominoso entrever 
que esas cinco palabras 
logran sintetizar 
el fantasma que fui...
No dejés que me caiga, 
amor; pero si vuelvo 
a estar muerto, alejate: 
segaría tus labios. 

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