Acabo de perderte.
Noche del corazón,
ahora te entreveo:
indiferente, plena,
sucesora de nada.
Clausurado, vaciado,
de lejos gesticulo:
y mis muecas se agotan
ante un espejo sordo
y prepotente que,
inapelable, anula
este armonio quebrado,
sus notas, su pedal.
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