Tiempo para mi madre.
Y los vasos se ensañan
en los manteles últimos.
Y ella ya no comprende
que comienzo a entreverla.
Muñeco de hilos dulces
que destripamos pronto.
Tiempo para mi madre.
Acompañarla ahora
que todo nos deslumbra.
Conciso testimonio
el temblor de sus manos
de aljibe. Ya se aleja:
destrozada, menor.
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