Dice mi amor que creo
en lo que escribo sólo
en el momento de escribir. Qué farsa
parece que mantengo:
por más que me presienta
uno, indiviso, el mismo, la verdad
que salto entre contrarias
formas de ser. Soy yo,
lector apetecido, el que lanzó
al mundo eso que está
ligado, pese a todo,
a mi apellido, sí; pero también
soy todos los demás
que la Mejoradora
va conociendo, y muchos otros más
que callo, que oculté
en ese lodazal
desahuciado que no obstante cobra,
por momentos, mayor
vida y prestancia que
nuestro presente: dios de lo real.
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