Poses de sinapismo
reconcomen la seda
que aguaita en la vereda
del edecán. Lo mismo
que un gozne que chirría
es la tripa del niño;
cada fulgor de armiño
puede servir de guía.
Pelota de las cruces
estrujadas en vano,
repica en el hermano
mi oración. No traduces
el tomillo en agraz
a mi Pampa de ordeñe,
ni eres un odre lueñe
que derramo sin más.
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