Ahora sigue, súbita, la huella
que el Escamandro, caña en la mejilla,
demacra y reconcome sin atisbos
de adocenar cilantros: ilusión.
Ahora, espantapájaros en duda,
repone quiebres y concita turbios,
álgidos sinapismos, y la vida
se desconcierta: como si valiese.
¿Pulso trinacrio, mecha la señal
que a los alisos y a los lisos alza,
cariátide del clima los incruentos
canibalismos, culmen, linotipia?
Ahora se desmadra, ahora exhorta,
ahora contusión y desarrollo,
ahora espasmos, luego el conductismo
y por siempre jamás amanecer.
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