domingo, 20 de abril de 2014

GUIJA

Pocas estrellas en el cielo de 
mi patio. El frío, seco, 
en esta noche en que no duelen ya 
ni el ánimo ni el mundo 
(habrá habido, hoy también, asesinatos, 
tal vez una catástrofe, 
y locura, y dolor, y desesperación), 
baña mis piernas y mi rostro. Abril 
--callado, dulce, bajo la campana 
de una luz cruda que no junta muchos 
insectos que digamos-- 
es un silencio o campo indiferente 
interrumpido cada tanto por 
autos y motos cuyos 
motores lo parcelan: sin saber. 
Abril es una senda
secreta en que confluye, más acá
de mi mente --¡meandro 
inmemorial y prístino!--, un remoto
mojón de detención o eternidad;
abril es una rada
a que no llega nada 
de futuro... Es entonces, guija, 
que renace, tropieza el resquemor:
al musitar "llegué". 

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