martes, 18 de marzo de 2014

EL LOQUITO

Sos el loquito. Nadie te dio el pie
para que fueras, pero vos actuás
lo mismo. Tropezás, incomodás 
y no entendés muy bien pero seguís 
(y en ese verbo ahora sonreís)
moviéndote, no obstante recaer 
en la vergüenza cada tanto. Hacer, 
por caso, el gesto inconveniente que 
disgusta y descoloca al otro fue 
puerta al aislamiento (aunque después, 
cosa que es invariable, no podés 
dejar de liberarte) y un cartel
--hético sambenito de papel--
te colocabas a vos mismo (vos, 
el de los versos/yerra). Encierro y hoz 
de represión castraban tu vivir,
y años pasaban, y eras de fingir 
la seriedad. Y perdonarse. Ya 
es hora de que deje de ser pa 
cualquiera. No te encierres. Ya pasó. 

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