Yo era el muerto, y latía
secamente en la noche
mi corazón, y un soplo
negado era la vida.
Y los otros --¡los otros!--
se erguían como mármol
vaciado, y el silencio
era espanto y ciclamen.
Y estaba muerto, y era
la crueldad lo debido:
desollarme inclemente,
vagar frente a los otros.
Secamente latía
mi corazón, y llaga
supurante era amar
su mármol en la noche.
:)
ResponderBorrarceci O.