martes, 4 de marzo de 2014

HORAS, LIBROS, CORAZÓN

(para Elisa) 
¿Y uno qué hace cuando lee? 
Amiga, las horas son 
pesadas, y el corazón, 
que se agiganta y decae, 
y que teme y se distrae, 
nunca encuentra lo que busca. 
Los libros son una brusca 
promesa que, como hiel, 
amarga y mata la miel 
de las horas, y muy poco 
dicen ya. Corazón loco, 
que no sabe de descansos 
ni de entrevistos remansos, 
los libros se me alejaron: 
relicario en que callaron 
las ilusiones; qué más 
los sostendría. Tendrás 
piedad por este encorvado 
lector desasosegado. 
(Se van las horas; las horas 
dejaron de ser sonoras.) 

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