Eso: que te morís. No se lo cuentes
a nadie. Los galones de mandar
se te extraviaron. Durarás en puentes
desguarnecidos. Jura en el altar
de los desharrapados: no pudiste
amarrocar, y te negaste a mesas
de pertenencia, de tenencia. Hiciste
de tu razón un huaso (¡qué bajezas
los argumentos del incomprendido,
del nulo para hacer!)... Hubieras sido
comisario cabal, pero jamás
tuviste en cuenta sino los arrestos
de la dulzura. Lívido, entre restos
de La Fijeza, te estremecerás.
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