Si medras, y la mítica lujuria
te reconforta, rugirá la unción
de los mediocres; tórrida penuria
propalarás, pingajos del patrón
que los arrieros, en la despedida
en que soltaron fúlgidas palomas,
finiquitaron, funerarios: sida
de la emoción, aljibe de las bromas.
Ya los vestiglos de los siglos zarcos,
palique de las Summas, sus horrores,
micas al canto, repelieron cruces.
Ya el esfenoide, reductor de narcos
del Qusarat, calló. Freír colores
es tu esperanza: cólico en que luces.
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