a Mariano Pérez Carrasco
Pero el tiempo es inmenso.
El tiempo es ese gato
indolente que duerme
allá en la mesa, o sólo
hace de blanda estatua.
Imitalo. Callá
tus pasos en la arena
y percibí el silencio,
quieto como una nube.
Todo pende y se expresa,
acabado. Tomá
cada ser al alcance
de tu mano y con tino
sopesalo. Navegan
las cosas hacia vos,
te rozan, se diluyen.
Es una fiel deriva
el tiempo. Es como un buey
que pasta sin apuros.
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